EUROPA
PRESS
28
septiembre 2016
La pobreza y las dificultades durante décadas entre las personas
relativamente jóvenes están fuertemente asociadas con peor función cognitiva y
pueden ser importantes contribuyentes al envejecimiento prematuro entre las
poblaciones desfavorecidas, explican investigadores en un artículo publicado en
'American Journal of Preventive
Medicine'.
El
aumento de la desigualdad de ingresos en Estados Unidos significa que cuatro de
cada cinco estadounidenses vive cerca de la pobreza al menos una vez en sus
vidas, según una reciente encuesta de Associated Press. Investigaciones anteriores han demostrado que la
exposición a malas condiciones socioeconómicas en la infancia, edad adulta, o
acumulativamente, se asocia con déficits cognitivos, pero la mayoría de estos
estudios incluyeron adultos mayores, por lo que hay pocos datos sobre si la
adversidad económica influye en la salud cognitiva mucho más temprano en la
vida de una persona.
"El
ingreso es dinámico y los individuos son propensos a experimentar cambios en el
ingreso y la movilidad, especialmente entre la edad adulta y la mitad de la
vida", explica la investigadora principal, Adina
Zeki Al Hazzouri, de la
División de Epidemiología del Departamento de Ciencias de la Salud Pública en
la Universidad de Miami, Estados Unidos. "Supervisar los cambios en los
ingresos y la dificultad financiera durante un periodo prolongado de tiempo y
cómo éstas influyen en la salud cognitiva es de gran interés para la salud
pública", añade.
El
doctor Zeki Al Hazzouri y
sus colegas examinaron los efectos de la pobreza de manera sostenida y la
dificultad financiera percibida sobre la función cognitiva en la mediana edad, utilizando
los datos de ingresos de cerca de 3.400 adultos que participaron en el estudio
prospectivo 'Coronary Artery
Risk Development in Young Adults (CARDIA). El estudio
CARDIA incluyó hombres y mujeres de raza blanca y negra de 18 a 30 años de edad
al inicio del estudio en 1985-86.
Mantener la capacidad cognitiva, clave para
la salud
Se
obtuvieron datos sobre ingresos de los participantes del estudio seis veces
entre 1985 y 2010. La pobreza mantenida se define como el porcentaje de tiempo
en el que los ingresos familiares de los participantes eran inferiores al 200
por ciento del nivel federal de pobreza. Los participantes fueron divididos en
cuatro grupos: nunca en la pobreza; menos de un tercio del tiempo; de 1/3 a
casi el cien por cien del tiempo o siempre en la pobreza.
En 2010,
a una edad media de 50 años, los participantes se sometieron a tres pruebas que
se utilizan ampliamente y que se consideran fiables para detectar el
envejecimiento cognitivo. El estudio encontró una fuerte asociación entre una
mayor exposición a las dificultades económicas y peor función cognitiva, la
velocidad de procesamiento en particular, llevando a los investigadores a
concluir que la pobreza y la dificultad percibida puede ser una contribución
importante al envejecimiento cognitivo.
"El
mantenimiento de las capacidades cognitivas es un componente clave de la
salud", subraya el doctor Zeki Al Hazzouri. "Los hallazgos entre esta cohorte
relativamente joven sitúa la dificultad económica en el camino hacia el
envejecimiento cognitivo y como un importante contribuyente al envejecimiento
prematuro entre las poblaciones en desventaja económica. Es importante
controlar cómo las tendencias en los ingresos y otros parámetros sociales y
económicos influyen en los resultados de salud", concluye.